DEBATE POR LA REFORMA SECUNDARIA
En algunas escuelas rechazan la reforma, que contemplaba reducir a diez las orientaciones, pero la Ciudad ya propuso agregar otras siete, entre ellas la Pedagógica, y el Consejo Federal de Educación estudia su aprobación.


Estudiantes de cinco escuelas secundarias porteñas mantenían ayer la toma de sus edificios, mientras que en otras dos, dependientes de la UBA, se sumaron a la protesta como expresión de solidaridad. Los estudiantes que impulsan la medida se oponen a las reformas en la escuela secundaria que –sostienen– implicarían reducir la cantidad de orientaciones para el bachillerato a diez. Pero de hecho, el Consejo Federal de Educación estudia un pedido de la Ciudad para incrementar la cantidad de orientaciones a diecisiete (ver aparte), algo desconocido para buena parte de la comunidad educativa.
“El pedido de incorporación de orientaciones será tratado la semana próxima por el Consejo”, anunció el ministro de Educación de Nación, Alberto Sileoni, tras aclarar que las reformas no son impuestas por el gobierno nacional. Consultado sobre las tomas en algunas escuelas porteñas, el funcionario dijo: “Estamos a favor de la participación de los jóvenes, pero queremos que haya clases”.
Ayer se sumaron a las tomas la Escuela Normal 11, de Parque Patricios, y el Carlos Pellegrini, que depende de la UBA. Con los que ya estaban tomados –el Mariano Acosta, el Lenguas Vivas, el de Bellas Artes Rogelio Yrurtia, el Normal 2 y el Nacional de Buenos Aires– anoche sumaban siete las escuelas en conflicto. Además, hubo sentadas en las escuelas de danzas Aída Mastrazzi, Jorge Donn, en el instituto Ramicone y en el colegio Mariano Moreno.
La de mayor repercusión fue la del Nacional, donde el rector, Gustavo Zorzoli, consideró “falaz” el argumento de la ocupación del colegio, que depende de la UBA, “que es autónoma, y por lo tanto no está alcanzada por la reforma en la secundaria”, y responsabilizó al Partido Obrero por motorizar “políticamente la cuestión de las tomas en las escuelas”.
Juan Manuel Cuello, presidente del Centro de Estudiantes del Nacional, acusó a Zorzoli de amenazar “con dejarnos libres por la toma” y de pasar faltas “al igual que en el resto de las escuelas ocupadas por participar en asambleas”. Y denunció que, si bien la medida votada por los estudiantes contemplaba una “toma con clases, el rector les dijo a los profesores que venían a dar clases que se tenían que retirar”. Zorzoli decidió quedarse en la escuela mientras dure la toma, en tanto que los estudiantes votaron en asamblea que si las autoridades se retiraban, no podían volver a ingresar mientras dure la medida.
Mientras el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, y el jefe de Gabinete de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, insistían en condenar las tomas y atribuir las reformas a una iniciativa del gobierno nacional, el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, aclaró que los cambios obedecen a “un proceso de adecuación de los planes de estudio por decisiones que tomó el Consejo Federal de Educación, con la aprobación de los ministros de 25 distritos, es decir, todas las provincias y la Ciudad”.
El conflicto por la reforma en la secundaria porteña se inició el año pasado, cuando la Ciudad comenzó a implementarla de manera unilateral e inconsulta. Después de tomas masivas que motivaron una intervención judicial, el ministro Bullrich decidió abrir el diálogo con la comunidad educativa. Este año presentaron el prediseño curricular, donde se reducían las 158 carreras existentes a nivel medio a diez orientaciones.
Los reclamos provenían especialmente de las escuelas normales, no contempladas en las nuevas orientaciones. Finalmente, el ministerio porteño elevó un pedido para que sean incorporados los bachilleratos con orientación Pedagógica, en Ciencias Físico-Matemáticas, Internacional, en Letras, Jardinería y Gastronomía. La aprobación de esas orientaciones será tratada la semana próxima por el Consejo Federal de Educación.
Otro capítulo es el de la reducción de horas de materias como Historia y Geografía, resistida por docentes y estudiantes porteños. El viceministro de Educación, Jaime Perczyk, aclaró que “esa medida no es exigida ni por Nación ni por el Consejo y, de hecho, ninguna provincia lo hizo”. Por ese reclamo, el gobierno porteño decidió meses atrás prorrogar por un año el debate para elaborar los planes de estudios, aunque las escuelas que acepten las modificaciones podrán implementarlas en 2014.

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