CAMBIOS A LA LEY DE ARBOLADO “PARA QUE LA CIUDAD VERDE DEJE DE SER UN SLOGAN”

La legisladora del Frente de Todos (FdT), Laura Velasco, presentó un proyecto de declaración en el que manifiesta su preocupación por la decisión del Ejecutivo porteño de extraer 40 árboles del Boulevard San Isidro Labrador ubicado en el barrio de Saavedra, junto a otros 30 o 40 más de distintos puntos de la comuna 12. Esto ocurre luego de que la Justicia ordenara al GCABA suspender talas y podas. La iniciativa parlamentaria surge en apoyo a vecinos, vecinas y organizaciones ambientalistas, quienes en la tarde de ayer realizaron una manifestación en defensa del arbolado público en San Isidro Labrador al 4600.



“La pandemia dejó al descubierto, entre muchas otras cosas, que tanto la importancia como la necesidad de espacios verdes y de arbolado para una ciudad como Buenos Aires, son un tema de salud pública. Es hora de que Ciudad Verde deje de ser un sello para hacer marketing y pase a ser una política pública a favor del bienestar de todos los porteños y porteñas”, aseguró la legisladora, quien además viene impulsando la modificación de la Ley 3.263 de arbolado público urbano.

La iniciativa presentada por Velasco el año pasado propone mayores controles y cuidados sobre el arbolado de la ciudad; nuevas plantaciones, principalmente en barrios populares, donde existe un gran déficit  -en villa 20, un relevamiento arrojó que existe sólo 1 ejemplar cada 80 personas-; y destaca la importancia del arbolado como patrimonio cultural y ambiental y para la salud física y mental de las personas. Además, establece capacitaciones para el personal que interviene en las podas, talas y extracciones, incorporando un manual específico, e iniciativas educativas en relación al cuidado y la importancia del arbolado público urbano, desde nivel inicial hasta superior.

Los árboles absorben dióxido de carbono -principal causante del calentamiento global- a la vez que liberan oxígeno; son excelentes filtros para los contaminantes urbanos, como el monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono y óxidos de sulfuro; reducen la contaminación acústica; aumentan la biodiversidad urbana y contribuyen a la regulación térmica, con lo que pueden reducir la necesidad de aire acondicionado en un 30%, en verano, y las facturas de calefacción entre un 20% y 50%, en invierno. Regulan el flujo del agua y desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones.

“El arbolado urbano es una gran herramienta con la que contamos para moderar, amortiguar o mitigar los efectos del cambio climático, por eso desde el Estado debemos protegerlo y fortalecerlo en lugar de destruirlo como viene haciendo el Gobierno de la Ciudad desde hace años”, manifestó Velasco.

Y finalizó: “En la Ciudad de Buenos Aires tenemos enormes problemas ambientales y en lugar de proteger nuestros árboles y su follaje, el Ejecutivo porteño entrega su cuidado y preservación a empresas que no son idóneas y que su única preocupación es su facturación, la cual está ligada al número de árboles podados y a la intensidad de la poda en cada ejemplar”.

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