ENTREVISTAS

 Entrevistas             

                                        LOS SONIDOS DEL PALACIO LEGISLATIVO

Las campanas siempre están asociadas a los recuerdos de nuestra infancia, como los recreos de la escuela, o a las historias de amor por la partida de un tren, que nos trae su replicar. Ni hablar cuando esas campanadas recrean canciones o melodías que nos trae añoranza. Quienes transitan por las inmediaciones de la legislaturaporteña todos los mediodías pueden apreciar los sonidos del Carillón reproduciendo las notas de “La Cumparsita” o “No llores por mí Argentina”, entre otras tantas que
componen el repertorio. Son 5 minutos de placer auditivo, ante tanta contaminación sonora del tránsito porteño.
Entrevistamos a José Luis Figueiras Solla, personal histórico de la casa con más de 30 años de antigüedad, actualmente encargado del Carillón. Gracias a su amable atención pudimos acceder a la terraza del palacio legislativo, donde está ubicado el campanario, a pocos metros del imponente Reloj. El Carillón está compuesto por una estructura que contiene un conjunto de 30 campanas de diferentes tamaños y cuyo material consiste en una aleación del 78% de cobre y 22 % de estaño. La campana mayor pesa 4.300 kilos y suena en clave de sol; la menor pesa 40 kilos y suena en Do.

Fue fabricada en 1930 en Hamburgo (Alemania) por la empresa Woule Bocknem, y sólo existen cinco campanarios en todo el mundo. Los otros cuatro están en Alemania, Itallia, Boston (EE.UU) y Ginebra (Suiza).

Nuestro Carillón (que el próximo 3 de Octubre cumplirá 86 años). En la década del 30 funcionaba mediante un órgano de madera de estilo, con un teclado de 30 notas. Históricamente fue accionado por el organista Carlos María Morelli. Se accionaba mediante un mecanismo de rodillos con relieve, y cada perforación representaba una nota. Al rodar, el rodillo golpeaba un pequeño martillito que hacía sonar la campana. En la actualidad, el sistema funciona básicamente igual pero ayudado por la tecnología computarizada. Consta de un tablero, conectado a un moderno órgano eléctrico de 60 teclas, adaptado a las 30 campanas, que, mediante contactos electrónicos con impulsos o descargas, accionan los históricos martillitos (vástagos) que golpean cada campana.
Al fallecer Morelli, lo sucedió su hijo, único conocedor del tema.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *