El aumento de las tarifas del gas, el agua y la luz sumado a la caída del consumo llevó a que los restaurantes sean un negocio poco rentable en el Capital Federal, donde cierran en promedio uno por día. 

“Lo que más nos preocupa es que están cerrando establecimientos con más de cuarenta años de tradición gastronómica, a los que les viene yendo mal en los últimos años y que ahora, con la incertidumbre que hay, se les suma que la gente lo primero que hace es recortar gastos de los que podés prescindir, como es salir a comer”, explicó al diario Perfil, Verónica Sánchez, presidenta de la Cámara de Restaurantes porteños, que reúne a 3.500 locales.

La nota recuerda los comercios gastronómicos que cerraron este año: Arturito, en Corrientes y 9 de Julio; La Emiliana, en avenida Callao; Ligure, en Retiro, sumado a que el año pasado Pippo, otro clásico de Congreso, se declaraba en quiebra después de 75 años de existencia.

Desde el sector además señalan que hay competencia desleal y que muchos lugares que venden comida por kilo no cumplen con las obligaciones que establece la ley. 

 “Se difunden como locales comerciales pero no pagan los mismos impuestos ni salarios, ni se someten a controles”, explicó Sánchez. Días atrás, la presidenta de la Cámara de Restaurantes había asegurado que por la inflación y las subas de tarifas “cierra un establecimiento gastronómico por día en la Ciudad de Buenos Aires”.