UNA RADIO PÚBLICA EN EL EX DESTACAMENTO 

Ocuparon la parte del garaje y el jardín del frente de lo que fue una dependencia policial de la Bonaerense en Lomas del Mirador. Reclaman que se complete la investigación del Equipo de Antropología Forense y que cumplan con la entrega del predio para un centro cultural.


En la puerta de lo que era un destacamento policial de Lomas del Mirador hay un retrato de Luciano Arruga. Es un esténcil pintado en rojo, en donde se lo ve a Luciano, de tres cuartos perfil, con una media sonrisa asomándole debajo de la nariz. A un costado, sobre la entrada de autos, se acaba de armar un estudio de radio para que los amigos de Luciano puedan transmitir cuando caiga la noche. En la vereda, debajo de una media sombra, un grupo de jóvenes toma mate alrededor de una mesa. El rostro de Arruga aparece también en las remeras que esos jóvenes llevan puestas. Desde ayer a las siete de la mañana, familiares y amigos del joven realizan una vigilia en el patio delantero de la vieja dependencia policial de Lomas del Mirador, en la calle Comisionado José Indart 106, donde Luciano fue visto por última vez antes de su desaparición en 2009. La medida fue tomada en reclamo de la reanudación de los peritajes que se hicieron en los terrenos de lo que era un destacamento y que, según los familiares de Arruga, serían esenciales para el avance de la causa. “Necesitamos saber si en ese lugar hay algo que nos acerque a Luciano”, dijo la hermana del joven.
“Con este ingreso que hicimos a la parte de adelante del antiguo destacamento pretendemos fundamentalmente que se termine con una medida forense. El georradar detectó en ciertos lugares del terreno movimientos de tierra. Ahora pedimos que el Equipo de Antropología Forense determine si se pueden encontrar, en esos movimientos de tierra, datos sustanciales que se aporten a la investigación y que nos puedan llevar a Luciano”, explicó a este diario su hermana, Vanesa Orieta.
En enero de este año, la fiscalía ordenó una serie de estudios que incluían la utilización de la máquina conocida como georradar para buscar posibles rastros de Arruga en el patio trasero de lo que fue un destacamento. La búsqueda había sido solicitada por los familiares de Arruga un año y medio antes. Ahora, justamente, lo que los familiares requieren es que se complete esa primera etapa de estudio que quedó truncada. “Necesitamos saber si en ese lugar hay algo que nos acerque a Luciano. Esta investigación antropológica forense es fundamental para la causa. Sabemos que es el Equipo de Antropología forense el que tiene que hacer un trabajo como éste. Ellos hacen un trabajo brillante y están capacitados para poder trabajar en este lugar”, sostuvo Orieta.
La hermana de Arruga consideró que el estudio se encuentra interrumpido debido a “la burocracia del Poder Judicial y la falta de acompañamiento del poder político”. Por eso, “la decisión de que se avance con estos estudios es política. Es un asunto del gobierno nacional, que tiene que tomar cartas en el asunto. Dependemos de esa respuesta. Hace cinco años que estamos esperando esa respuesta”.
A su vez, Orieta advirtió que “estos estudios se tendrían que haber hecho hace muchísimo tiempo, cuando las pruebas estaban al alcance de la investigación. Con el paso del tiempo, las pruebas se borran por el clima y por la mano negra de la Bonaerense que también ha ocultado mucha información”.
Desde la desaparición de Arruga en enero de 2009 hasta diciembre de 2011 en el destacamento “seguía trabajando la Bonaerense”, subrayó Orieta. “Este lugar que funcionó como base de operaciones de la octava y que nació en un contexto en el que los vecinos reclamaban mano dura y mayor presencia policial, se tendría que haber cerrado desde un principio para que se investigara”, remarcó la hermana de Arruga.
A casi tres años de la desaparición de Luciano, el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, cerró el destacamento policial dependiente de la comisaría 8ª de Lomas del Mirador y se comprometió a ceder el inmueble a los familiares del joven para que se abriera un centro social y cultural.
Luciano tenía 16 años cuando fue visto por última vez moribundo en el piso de ese destacamento. El joven estuvo en ese lugar en dos oportunidades; el 22 de septiembre de 2008, cuando lo golpearon a la vista de su hermana y su mamá; y el 31 de enero de 2009, cuando desapareció.

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