FALLO Y CONDENA AL GOBIERNO PORTEÑO
Condenaron al Gobierno porteño a pagar casi 600.000 pesos por la muerte de un alumno que fue atropellado por un tren en hora de clase porque la Sala M de la Cámara indicó que “el ámbito escolar debe ser entendido en sentido amplio, comprendiendo todas las actividades organizadas y controladas por la autoridad educativa y aquellas conexas con la enseñanza”.
Un fallo de la Sala M de la Cámara condenó al Gobierno porteño a indemnizar con 556.000 pesos a los padres de un alumno que murió atropellado por un tren en un horario en el que debía estar en una escuela que depende de la ciudad de Buenos Aires.
Según el cable de la agencia oficial gubernamental nacional “fuentes judiciales confirmaron hoy que el adolescente, de 15 años de edad, había concurrido al colegio Otto Krause para una clase de educación física que fue suspendida sin previo aviso, por lo que fue con otros compañeros a jugar al fútbol en un terreno lindero a las vías, donde lo arrolló un tren”.
Ante ello, el fallo condenatorio la Sala M de la Cámara indica que “el ámbito escolar debe ser entendido en sentido amplio, comprendiendo todas las actividades organizadas y controladas por la autoridad educativa y aquellas conexas con la enseñanza”.
Los camaristas Fernando Posse Saguier, Elisa Díaz De Vivar y Mabel De Los Santos agregaron que “el horario en el que ocurrió el accidente ‘juega un rol fundamental‘ como para responsabilizar al colegio y al Gobierno metropolitano”.
Tal la información suministrada “el episodio ocurrió el 20 de junio de 2006 y que ese día el adolescente se había dirigido a la Escuela Técnica N° 1 Otto Krause, ubicada en la calle Paseo Colón 650, para tomar la clase de educación física que cursaba en el horario de 10 a 12 hs. Pero al arribar el menor al establecimiento, les informaron (a los alumnos) que la clase estaba suspendida y que se debían ir a hacer tiempo fuera del colegio, para luego volver a cursar las materias del turno tarde” y se señala que “ la víctima y otros alumnos se fueron a jugar al fútbol a un predio ubicado a la vera de las vías en las inmediaciones, donde aproximadamente a las 11.30 hs. fue arrollado por una formación ferroviaria” consignaron los camaristas.
El tribunal concluyó que “correspondía a quien tenía la guarda del menor en ese momento en razón del horario escolar, realizar el correspondiente aviso a los padres para desligarse del control bajo el cual se encontraba la autoridad educativa”.
Ante el fallo, y sin dejar de tener en cuenta lo terrible de la perdida de un hijo, uno puede dejar de cuestionarse, desde el razonamiento lógico ¿por qué los vecinos de la Ciudad deben con sus impuestos hacerse cargo de la imprudencia juvenil? La falta de un profesor a su clase tampoco implica que los alumnos abandonen el establecimiento. Además, dentro de lo innentendible de este proceso también se podría pensar en ¿por qué no fallar en contra del ferrocarril o del dueño del predio donde fueron a jugar al fútbol? Y por último preguntarse por qué los alumnos no regresaron a su casa. Quizás el tiempo no les daba para hacerlo, es probable.
No obstante, el dictamen hace percibir como una “sensación” que el Gobierno porteño no cuenta con el beneplácito de la Justicia, situación que podría quedar entre una cuestión de poderes, pero resulta que este fallo que resulta algo ambiguo va en contra de los intereses de los vecinos; algo que también se debería tener en cuenta a la hora de emitir un veredicto.