CARTA ABIERTA POR LA MEMORIA DE RODOLFO WALSH
En un acto organizado por el Espacio por la Memoria y Derechos Humanos, Eduardo Jozami y Lilia Ferreyra recordaron a Rodolfo Walsh y presentaron la obra de León Ferrari, que reproduce el texto difundido por el escritor antes de ser asesinado.
A 35 años del asesinato de Rodolfo Walsh, el Espacio por la Memoria y Derechos Humanos inauguró ayer en el predio del ex centro clandestino de la Escuela de Mecánica de la Armada una instalación de diez paneles de vidrio con la transcripción completa de la Carta Abierta a la Junta Militar, el texto que Walsh tenía en sus manos y había enviado por correo el 25 de marzo de 1977 poco antes de su muerte. La instalación se hizo a partir de una idea del artista plástico León Ferrari, cuyo hijo Ariel fue uno de los detenidos desaparecidos de la ESMA. Quedó montada en el espacio del “bosque de eucaliptos”, frente el antiguo edificio del Casino de Oficiales. Jozami, que es director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, amigo y compañero de militancia de Walsh, enlazó esa ubicación con los últimos momentos Walsh.
Eduardo Jozami hablaba de la Carta de un escritor a la Junta Militar. Y del modo en el que durante años la interpretación quedó entrampada por la lectura original de Gabriel García Márquez, compañero de Rodolfo Walsh en Prensa Latina. García Márquez difundió la Carta poco después de la desaparición de Walsh como “una obra maestra del periodismo” y dijo que eso le había costado la vida. “La difusión enorme que adquirió la Carta a partir de ese momento hizo costumbre vincular de manera directa la desaparición de Walsh con la Carta Abierta a la Junta Militar –dijo Jozami–. En realidad no era difícil pensarlo de esa manera, pero era imposible que una carta enviada ese mismo día, desde un buzón, haya provocado eso. La desaparición no ha sido por la Carta, sino porque era un militante político que durante años integró una organización que resistía la dictadura militar.”
Estuvo su viuda y compañera Lilia Ferreyra, que leyó un texto que escribió. Habló del modo en el que se hizo esa Carta, por momentos visionaria. Habló de los tres meses en los que tecleó y corrigió el texto –en una máquina Olympia portátil–, que ella hoy es capaz de repetir de memoria. Y donde le dice en el último párrafo, a modo de diálogo íntimo, “imposible porque trasciende la muerte”: “Rodolfo, te escucharon: la carta llegó hasta aquí”.